Monday, August 5, 2013

Un pringao por el mundo / Egipto y Brasil

Continúan las surrealistas aventuras de nuestro amigo Karl Pilkington viajando a través del mundo en discovery max. Anoche, fue el turno de las piramides de Egipto y el Cristo del Corcovado en Río de Janeiro. Dos destinos de los mas visitados de nuestro planeta. Claro que sus viajes no fueron tan gratos ni tranquilos como suelen serlo el de la mayoría de turistas.

En el primer programa, Ricky Gervais y Stephen Merchant, deciden enviar a nuestro hombre a Egipto para ver las grandes pirámides. El primer comentario al respecto es sobre la construcción de las mismas. karl considera que hoy día no se podría llevar a cabo una obra como esa ya que todos los obreros tienen siempre otros trabajos que hacer y no se centran en uno solo. A causa de eso tardan una eternidad en hacer cualquier cosa. Como en Egipto lo único que tenían que hacer era la pirámide, la terminaban enseguida.

Gervais es un canalla de tomo y lomo que no oculta lo mucho que disfruta haciendo sufrir a Pilkington, al que llama alegremente amigo... Con amigos como estos quién necesita enemigos.

Para llegar a Egipto lo hacen viajar en turista y lo alojan en el peor hotel que pueden encontrar, sucio, incómodo y regentado por un tipo risueño, que insiste en recordar en cada ocasión que tiene, que Michael Palin, de los Monty Phyton, se hospedó allí durante la grabación de un programa de viajes que hizo hace años. A Karl esto no parece impresionarle mas allá de que no entiende que diablos hacía Palin en aquel sitio inmundo.

El primer día se pasea por la zona comercial donde apenas puede evolucionar ya que cada vez que alguien se le acerca para ofrecerle un local donde tomar algo, él se para a escucharlo, agradecerle el ofrecimiento y decirle que en ese momento no tiene sed. La cortesía natural de Karl, le impide darse cuenta de que o ignora a los tipos que le acechan o nunca saldrá de allí ya que hay decenas de captadores por la calle, (que ademas aseguran llamarse Shariff, como el famoso actor), dispuestos a cazar clientes.

Otro tanto le ocurre en el bazar donde, tras un infructuoso intento de enseñarle a regatear, por parte de un contacto local del programa, se lanza de tienda en tienda a la busqueda de algún souvenir barato. "¿Me rebaja algo por faltarle la nariz?" decía a un vendedor con una esfinge en la mano. El problema es que quiere comprar demasiado barato y termina por no comprar nada.

Asombrado por lo mucho que se tarda en recorrer una calle en Egipto, Karl señala a una mujer de mediana edad y dice "Seguro que salió de casa a los diez años y aún no ha llegado donde iba"

Esa noche lo llevan a comer a un restaurante donde le dan, sin decirle lo que es, claro, pene y testículos de camello, cocinados. Tras averiguar la verdad y pasar el mayor asco de su vida, se sincera con el guía... "Tío, no hay que comerse el animal entero. No pasa nada por dejar algo"

 Un crucero de dos horas, que él considera una pérdida de tiempo ya que durante ese lapso se encuentra atrapado en el barco sin poder ir a ninguna otra parte, y en el que termina bailando una extraña danza (¿Se inspiraría Gervais en este hombre para su famoso baile de The office?), junto a una exótica bailarina, y por fin, a las pirámides.

"Qué cosa más extraña" dice, "Son grandes por abajo, pero ridículamente pequeñas por arriba"

El remate es una pareja de chalaos, (perdón, no tienen otro nombre), a la que le obligan a acompañar durante un ritual de sintonización con los extraterrestres... En un momento sublime del capítulo, cuando Karl está junto a ellos mientras realizan todo tipo de ruidos guturales, el buen hombre mira a la cámara y dice, "Y pensar que yo tenía un trabajo normal..."

Antes de irse del hotel, por cierto, quita un cuadro de la pared y coloca una foto suya debajo de la de Michael Palin, para asombro del padre del dueño del hotel, (un señor de noventa y un años que pulula por ahí), que señala la foto y se encoge de hombros.


El segundo programa de la noche llevaba a nuestro hombre hasta Brasil, con idea de visitar el Cristo del Corcovado. Pero el cabronazo de Ricky decide que, primero, lo pase un poco mal.

La idea que se les ocurre es juntarlo con un tipo llamado Celso que lo lleva a comprarse un minúsculo bañador que se niega a ponerse y se lo lleva a una playa donde solo hay hombres. Karl, que va por la playa con bermudas y camiseta, tarda como dos horas en darse cuenta, no ya de que están en una playa gay, sino que el propio Celso tambien lo es. Al final le pregunta directamente y luego se pregunta, y con razón, qué tiene que ver todo eso con el Cristo que él ha venido a ver.

Por la noche, Ricky le dice que Celso le ha invitado a pasar la noche en su casa y que sería una descortesía rechazar la invitación. Como ya he dicho antes, Karl es incapaz de ofender a nadie por lo que acepta a pesar de lo mucho que le disgusta la idea.

Estando en casa de Celso, este le dice, primero, que tiene que dormir en su cama porque así lo manda la costumbre y luego, lo hace esperar en el salón mientras se cambia para trabajar. Luego regresa vestido de mujer. Karl lo mira asombrado y luego confiesa que lo que de verdad le chocaba era oír una voz conocida con el rostro de otra persona... Al final se va aprovechando la ausencia de Celso al que le deja un mensaje en el contestador achacando al mucho calor que hace el irse.

Finalemente va a ver el Cristo del que asegura que tiene demasiado mentón y termina bailando ataviado con las ropas típicas de carnaval en las calles haciendo tripas corazón ya que odia las multitudes, bailar y hacer el ridículo. Pues en buen programa te has metido, Karl...


Otras dos entregas magníficas de un magnífico programa que uno quisiera que no terminara nunca.

2 comments:

  1. ¿donde ponen ese programa? Quiero verlo.

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  2. Los domingos en discovery max a las 2230 hrs

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