"Aprendiz de Gigolo", cuyo título original, "Fading Gigolo" (algo así como Gigolo que pierde brío), es tan engañoso como el usado en España, (solo que el nuestro pretende vender mas entradas, y el de ellos, simplemente está mal escogido), mas que nada porque no estamos hablando de un Gigolo que encara su edad madura, sino de un tipo maduro y poco dotado para el trabajo, que, de repente, y porque un anciano amigo suyo, que, aunque la película no lo diga, es probable que esté empezando a sufrir ataques de senilidad, decide que la solución a sus problemas económicos es que el tipo este comience a prostituirse, va y lo hace. Y, si al menos, lo que surgiera de semejante ida de olla, fuera divertido, uno lo entendería, pero es que la película, lejos de explotar las posibilidades cómicas de esta premisa, se dedica a reflexionar sobre la soledad, sin llegar a nada en concreto y deprimiendo y aburriendo a un público que, si no se queda directamente dormido, es por las puntuales apariciones de Woody Allen, sumergido en una sociedad judia, totalmente surrealista que deja, como ya he dicho antes, algun que otro momento divertido, ademas de al público con la boca abierta y esa cara de "What the fuck", que uno nunca debería ver en una audiencia a la que respeta.
Y poco mas se puede decir de esta insensatez que, insisto, si la hubiese firmado cualquier director de encargo, como vehículo para algún cómico de escaso prestigio, tipo Adam Sandler o Jim Carrey, habría sido despedazada por la crítica. Y con razón.
Y tan panchos que se han quedao...
No comments:
Post a Comment