Tuesday, January 7, 2014

"Futbolín" - Campanella a tus zapatos

Por ese cariño enorme que le tengo al cine de Campanella, (tanto a sus obras maestras indiscutibles como el hijo de la novia o el secreto de sus ojos, como a sus trabajos menores, lease Luna de Avellaneda, o la serie Vientos de agua), me resistía a hacer la crítica de esta, su primera incursión en el cine de animación, a pesar de que ya tuve ocasión de verla hace algunos meses, (en V.O. Para mí verla doblada hubiese sido poco menos que una traición, por más que entiendo que para los niños es más digerible una versión enteramente española). Y digo que me resistía porque a mí este "Futbolín", (metegol en el original), es una película fallida y poco inspirada.

Hacer una película basada, muuuuuy libremente en un cuento cortísimo del añorado Roberto Fontanarrosa, que se limitaba a narrar una partida de futbolín desde el punto de vista de sus jugadores, conllevaba dos dificultades y dos peligros. Lo primero, hacer creible en una historia la interacción de los jugadores del futbolin con las personas reales, y lo segundo, crear toda una historia a partir de cero y que encima tuviera algún interés. Y en contra de lo que uno podría haber esperado del que, para mi gusto, es uno de los mejores guionistas del mundo, la película sale airosa de lo primero pero se estrella en lo segundo.

Cierto que los jugadores del futbolin hablan, se mueven e incluso interactuan con el mundo. Pero solo es a ojos del protagonista, quien siente tal pasión por el juego que incluso los considera seres reales. Y aunque la primera vez que ellos se comunican con él, le resulta un shock, bien podríamos considerar que es el shock propio del que se da cuenta de que su obsesión ha dado un paso mas. Tambien podriamos considerar que los momentos en los que los futbolistas de plomo intevienen en el partido final que juegan los humanos, no representan sino la inspiración que espolea a los jugadores reales, por lo que, a mi modo de ver, la interacción de juguetes y humanos está bien resuelta, dando, además, pie, al sin fin de posibilidades que tales personajes ofrece.

El problema está en la historia que se desarrolla. Un niño que pierde al futbolin y vive obsesionado con la revancha, se convierte, de mayor, en un crack absoluto del futbol que, por lo visto, tiene mas dinero que nadie en el planeta, a tenor de la tecnología que maneja. Y no duda en usarlo todo para quedarse con el pueblo y la chica, si bien esto último está bastante claro que no va a poder hacerlo. Si le añadimos lo absurdo que es que tenga a un tío entregado a recuperar el futbolín que él mismo ha destruido al llevarse por delante el bar en el que estaba, y que todo se reduce al final a una apuesta descabellada en la que un grupo de ciudadanos al azar debe ganar un partido de futbol a un equipo profesional de los mejores del planeta, y que esta apuesta, ademas, no vale para nada.... pues uno termina preguntándose qué pasaba por la cabeza de los que hicieron esta película.

Aún así, el espíritu del gran Campanella sigue pululando por todo el metraje con momentos curiosos, chistes muy simpáticos y algún que otro diálogo sobresaliente, como cuando la chica le pregunta al crack si no siente piedad por su pueblo y su gente, justo cuando él anuncia que lo ha comprado y va a derruirlo. El crack le contesta, "MI pueblo, TU gente".

Lamentablemente no hay mucho mas.




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