Wednesday, October 29, 2014

Memorias de un hijo del levante. Capítulo 31 "Nicolás"



Han dicho por la tele una cosa que me ha dejao con las patas colgando. Resulta que hay un menda, llamado pequeño Nicolás que se colaba en las bodas de los ricos y famosos, se jartaba de gambas, de cockletas y de adobo y luego le largaba a los novios una sobre con un calendario de Fray Leopoldo de Alpandeire, dentro, y se quedaba más pancho que largo. Y como por todas partes iba diciendo que era amigo del rey y de Letizia, y del malo de los goonies y de no sé quién más, en todas partes lo convidaban, y en todos los sitios se metía el menda hasta la cocina. Presentaciones, fiestas, congresos, reuniones europeas… Una cosa mala. Lo mismo que en la película aquella de Leonardo Del Caprio, basada en hechos reales, de los que han pasao de verdad, y contaba la historia de uno que desde chico, le había echao cara a la vida y se había hecho pasar por piloto de Iberia, médico del seguro, abogado, espía británico, banderillero en Cádiz, tabernero en Dublín, y no sé yo cuantas cosas más, el caradura. Y ahí tenía a toda la oficina del FBI detrás de él pa ver si le echaban mano y dejaba quietas las arcas de los demás, porque lo peor del asunto no es ya que se vistiera de torero y se colara en la ventas, lo malo es que el tío se hacía sus propios cheques, con una multicopista que tenía en su casa, y unas vitolas de puro, y luego los cobraba en el BBV, seguramente conchabao con Rodrigo Ratos o uno de estos. 

El caso es que a mí me dio mucho coraje porque siempre anda uno corto de todo, y eso de que tú te pases los domingos en el parque contando palomas, o viendo cachitos de hierro y cromo en la tele, mientras los demás van a congresos y al coctel de Santa Catalina, solo porque le han echao morro, te enerva pero bien.  Conque me dije, si el pequeño Nicolás, lo hace, yo también. Y me puse el traje de la boda de mi hermano, una corbata que tengo con ciento ochenta y siete puntos coloraos, sobre un fondo rosa, y me fui a ver dónde me podía colar.

La verdad es que aquí en Algeciras no hay muchos congresos europeos, y, que se sepa, ningún cóctel de Santa catalina, hasta la fecha, pero  bodas, de vez en cuando, sí que tenemos alguna, conque me fui a la puerta del ayuntamiento y me puse a esperar a ver si salía alguna pareja de novios para seguirles hasta el convite. Pero como cuando llegué solo había un nota en la puerta vestío de municipal y eso no arrojaba pista alguna sobre si dentro había gente casándose o no, decidí echarle cara y hacerle un ardid al menda. Conque me acerco y le digo, “Vivan los novios”. Y el tío me mira como diciendo, “Eso no habrá sido a mí, ¿no?” Y yo, que no tenía la más mínima intención de darme por vencido, insisto, “Me he quedao un poco rezagao porque me estaba llamando el ministro de la gobernación, por un tema de unos pantanos, que están poco llenos, y hay que llenarlos más. Ya ves, que eso no tiene nada que ver conmigo, pero siempre acuden al mismo.” Y el municipal, que me vuelve a mirar, esta vez con cara de “sí que era a mí” y luego suelta, “¿Le puedo ayudar en algo, caballero?” y ahí fue donde me di yo cuenta de que había colao el ardid. “Nada, no quiero molestarle, ya me dice usted donde es la ceremonia y yo mismo me acerco” y él, “Aquí no hay ninguna ceremonia, hoy, caballero, debe tratarse de un error” y yo, por el tema de hacerme el gracioso, que eso siempre funciona en los timos, le digo, “Y tan error, como que el novio ha dicho si quiero”, y ahí le solté una palmadita en las espaldas, que quizás, no fuera tan liviana como en un principio yo había calculado que debía ser. 

El primer cosqui no me dio porque a fuerza de llevarme capuanas a lo largo de mi vida, he desarrollado unos reflejos que no los tiene ni el gato micifuz, pero el segundo collejón me dio, la mitad en el pescuezo y la otra mitad en la oreja , que estuve escuchando zumbidos toda la tarde y parte de la mañana del día siguiente. Todavía tengo dormido el lóbulo, con eso lo digo todo. Pero es que al nota aquel parecía que lo acababan de soltar en el centro de pamplona, un siete de julio. Si no me ando ligero, os digo yo que me deja el costillar al estilo cajún. 

La cosa se había complicado mucho, pero como yo sé que en los hoteles muchas veces celebran bodas, me dije, vamos a acercarnos a uno, y a ver si allí tengo más suerte. Y eso es lo que hice. Claro que lo de la suerte es relativo, porque haber sí que había una boda, pero no salí muy bien parao, contra todo pronóstico.
Resulta que nada más llegar me ponen una cerveza en la mano, y yo, en plan, “va bien la cosa”, y venga de comer canapeses y venga de pasearme por allí diciendo, “qué pasa, niño” y “el lunes te llamo” que son las cosas que dicen los negociantes cuando van a algún evento. Y os digo yo que la cosa hubiera salido bien si no llega a ser porque cuando llegó la hora de sentarse a comer, todo el mundo tenía su sitio, menos yo, que no aparecía en ninguna de las listas y me puse a dar vueltas un poco desesperao porque todo el mundo se estaba sentando y apenas me quedaba ya a quien decirle, “Qué pasa, niño” y “el lunes te llamo”. Y entonces se me acerca uno, vestido de jugador de billar y me dice “¿Puedo ayudarle, caballero?” y ahí me puse un poco a la defensiva, porque antes había malinterpretado yo esas mismas palabras como positivas, cuando en realidad precedían a una terrible golpisa. “¿Le ayudo a buscar su mesa?” y yo, “no, si yo como de pie, a mí eso de sentarme, no me gusta” y el del billar que se ríe, y me dice “¿Me dice su nombre, por favor?” y yo, “Soy el mediano Nicolas”, porque el pequeño era el de la tele y el grande, me parecía excesivo. “¿Perdón?” y yo, “te perdono, pero vete a jugar al billar, que yo ya me quedo aquí, no te preocupes” y él, venga que de mirar las listas, y venga que de mirar las listas, y nada más que de mirar las listas. Y me dice, al final, “No hay ningún Nicolas en la lista” y yo, “Que sí, que sí, que soy el amigo personal de Conde Duque De Olivares, hombre, que se va a meter usted en un lío” y él que me mira raro y me dice, “¿Por parte de quién viene usted invitado?” y yo, “Por parte de la novia”, y ahí ya el del billar, pone cara de perro bulldog y dice , “Armando, Rodolfo, echadme una mano que tenemos un gorrón” y no os quiero decir las tortas que daba Armando y los guantazos que daba Rodolfo.

Conque otro día antes de colarme en una boda me voy a fijar bien en quienes son los contrayentes. Porque decir que vienes por parte de la novia, cuando los que se casan son dos tíos, no cuela. 

Con razón cogieron al pequeño Nicolás. Una cosa parecía se ve que habrá pasao. 


 Hasta la cocina...

Monday, October 27, 2014

La diferencia entre se algo en la vida y ser alguien.



Una de las mayores obsesiones que tenían las mamás y los papás de mis tiempos, era que sus hijos, el día de mañana, fueran “algo en la vida” y, por algo, se entiende, abogado, ingeniero, cirujano o arquitecto, por poner solo alguno de los muchos ejemplos que hubieran servido de gozo a aquellos buenos señores a la hora de presumir de hijo. Y a ver, razón no les faltaba. Al fin y al cabo, la educación siempre es un gran patrimonio, y una buena colocación, siempre es una buena colocación, aunque hoy en día, un título universitario, no la garantice.

El caso es que ahora que ese “día de mañana”, empieza a ser ya más “ayer” que “hoy”, uno tiene la posibilidad de mirar a su alrededor y observar quién fue, finalmente, algo en la vida, y de qué le ha servido. Y la verdad, crisis aparte, a la mayoría para lo que les ha servido es para ganarse bien la vida, cuando no muy bien, lo que no está nada, pero que nada mal. El problema es cuando además de ganarte bien la vida, “ser algo”, viene acompañado de otras historias, como el reconocimiento doméstico, o incluso internacional, el prestigio profesional, y lo que es peor de todo, la fama. Algo que fuera del mundo del espectáculo se da poco, pero que en casos como en el terreno de la arquitectura, que al fin y al cabo, es una de las primeras artes reconocidas, sí que se suele ver de vez en cuando. 

Uno de los ejemplos más claros de lo que estoy diciendo es Frank Ghery, famosísimo arquitecto, cuyos vanguardistas, ¿y por qué no decirlo? magníficos diseños, (valga el museo Guggenheim como ejemplo, para quienes no lo ubiquen por su nombre), han colocado en el olimpo de su profesión, y le han valido, este año, un, seguramente merecido premio príncipe de Asturias. El último, por cierto, ya que a partir del año que viene se llamarán, con todo el criterio del mundo, “princesa de Asturias”. 

A mí, que a este señor le den el premio este de marras en la categoría de Arte, me parece muy bien. Ya digo que, no entendiendo nada de arquitectura, me gustan sus diseños. Pero no deja de ser curioso, que se lo hayan dado el mismo año en que también se lo han otorgado a uno de mis mayores ídolos personales. El gran Joaquín Lavado, “Quino”, humorista gráfico, más conocido por ser el creador y autor de Mafalda.  Y digo que es curioso porque ambos representan lo que para mí es ser “algo y alguien en la vida”, y como muestra, sirva el comportamiento de ambos, en la entrega de premios.

Ghery, se presentó completamente “sobrao” desde el minuto cero. Se bajó del coche, y al recibimiento típico asturiano, a base de gaitero, (un honor que se le hace a quien es considerado merecedor de ello), respondió con un bailecito más típico de la barra libre de una boda que de un señor que viene a recoger un premio. Luego en la rueda de prensa, sin dejar ni un segundo esa pose de rey del mambo, respondió con una grosera peineta, a la pregunta de qué opinaba acerca de los que criticaban su trabajo, pasando después a calificar de tonto al que le había hecho la pregunta. Más tarde añadiría que la mayoría de los arquitectos de hoy en día lo que hacen, y cito literalmente, “es una mierda”. Y para terminar se disculpó, (menos mal), echando la culpa al largo viaje.

Quino, premio Príncipe de Asturias de comunicación, se mostró, por su parte,  bastante más amable y cordial con la prensa. Sin abandonar nunca su sonrisa y su gesto amable, contestó con paciencia y cariño todas y cada una de las preguntas, ya fueran tontas, listas o a mitad de camino entre una cosa y otra. Al hablar de los actuales humoristas gráficos, Quino, que en mi humilde opinión, ha sido el mas grande, con un humor fino, punzante y mordaz, siempre elegante y certero, dijo no entender el humor que se hace hoy en día, pero lejos de cargar contra él, tuvo la elegancia de recordar cómo, en sus tiempos, tampoco se entendía la música que hacían sus adorados Beatles, y bromeó con la idea de quedar como un viejo amargado y reaccionario que no entiende a los jovenes. Dos formas muy distintas, la de Gehry y la de Quino, de encarar los mismo temas. E incluso aun fue capaz el dibujante de ceder el momento de gloria de su comparecencia ante los medios, a otro dibujante al que citó para recordar lo paradójico de las actuales redes sociales. “Tengo 2500 amigos en Facebook y nadie a quién contárselo”, decía la tira de su colega. 

Yo sé que juzgar no está bonito, que las comparaciones son odiosas y que no se debe hacer leña del árbol caído. Pero una reflexión, siempre viene bien. Y a mí, la coincidencia en el tiempo de estos dos premiados, tan distintos en actitud, me hace reflexionar acerca de qué es mejor, si ser “algo” en la vida, como es Frank Ghery, o “alguien”, como es, según mi opinión personal, Quino.

Hombre, lo ideal sería poder ser las dos cosas, ¿no?

Pero si solo se pudiera escoger una… 


 Un donut, por favor.

Saturday, October 18, 2014

"Perdida" El último Tour de force de David Fincher.

Si existe un cineasta en activo, acostumbrado a afrontar retos complicados, y salir, mucho mas que airoso, de los mismos, ese es David Fincher. El hombre que sacó petróleo del serial killer en seven, adaptó lo inadaptable en "El club de la lucha" o "El curioso caso de Benjamin Button" y fue capaz de convertir una historia, en principio tan simple, como la creación de facebook, en una de las mejores películas de nuestro tiempo, se enfrenta ahora a uno de los mayores desafíos de su carrera. Y es que la historia que se esconde detrás de este planteamiento de estrenos TV, (mujer desaparecida y marido sospechoso de haberla hecho desaparecer), es tan compleja, en realidad, y llena de recovecos y matices, que lo que mas la aleja de la típica historia de sobremesa de domingo, es precisamente, que, donde la otra pierde la gracia, (una vez que sabes quién es el asesino, para qué volver a verla), esta eleva el vuelo. Porque amigos, y eso es lo que hace que una película sea grande, esta es de esas historias que se disfrutan mas, cuando ya sabes de antemano, todo lo que va a pasar. Y eso que lo que pasa, es mucho y sorprendente.

"Perdida" es un reflejo exagerado, (deliciosamente exagerado), del límite al que la frustración y la decepción, puede llegar a llevar al ser humano medio. Solo que en esta ocasión, no se trata del ser humano medio, sino de algo mucho mas perverso y retorcido. ¿Por qué no? Si al fin y al cabo, se trata de un juego, ¿no? Un juego  en el que los manipuladores pueden ser manipulados y solo el que sabe ir tres pasos por delante de los demas, logra salir medio indemne del asunto. Y mejor no decir nada mas, no sea que luego se me acuse de irme de la lengua.

Un falso drama, que resulta ser una escalofriante comedia negra, de impecable factura y magistral uso del recurso narrativo, que se beneficia de una gigantesca interpretación de Rosamund Pyke, y de la imagen amablemente simplona de un correcto Ben Affleck, que a punto está en un par de ocasiones de conseguir estar estupendo. Pero a punto, solo...

Muy recomendable.



Thursday, October 16, 2014

Annabelle Vs Wendolyn


Memorias de un hijo del levante. Capítulo 30 "Moñeco"

El otro día pasé mas miedo que Drácula en un Solarium. Y tó por culpa de la película esa que han hecho de la moñeca Anabelle, que es una moñeca que presenció unos crímenes atroces y se quedó endiablá perdía desde entonces. y no te quiero decí las cosas que hace la moñeca. Menos quedarse quieta en la repisa, de tó. Que si ahora me revoleo en el suelo, que si ahora me salgo al pasillo, que si ahora te meto un demonio en la casa con mas cuernos que un octogenario casao con una conejita del playboy... Una cosa mala. Porque la moñeca no es ya que tuviera dentro un espectro asesino, no, lo que ya de por sí es chungo, es que encima, le abría la puerta a todo tipo de engendros del averno. La hijaputa.... Como que no me salí del cine a la mitad de la película porque mi amigo Tenorio, que era el que había insistio en ir a verla, no paraba de repetir, "esperate que ahora viene lo bueno". Pero lo único bueno que vino, fue que terminó y me pude bajar al vestibulo a comprarme unos buñuelos en el puesto que tiene un pato pintao. Que no vea lo rico que estaba.

Lo malo del asunto es que cuando volvía a mi casa, me acordé de un moñeco Macario que tengo yo guardao en un armario, y que me tocó en la tómbola de los camellos esos de la feria en la que sale un tío diciendo "Avanti tutti, a tutti morotti". Y como yo lo llevaba encima, justo cuando se lió una tangana tremenda en la caseta de Degenero hasta febrero, por un tema de "Qué hace mirando a mi novia" y allí terminó corriendo la sangre, me dio por pensar si no se me quedó a mí el moñeco Macario, endiablao, igual que el de la película, porque yo me recuerdo de que en su día lo tenía puesto en lo alto la cama, y había veces que me lo encontraba en el suelo. Y ya no me quedé tranquilo.

Así que en cuanto llegué, busqué el moñeco Macario donde lo tenía guardao, y allí ya me llevé el primer susto, porque nada mas abrir la puerta del armario, se me cayó en lo alto una manta paduana, que tiene un tigre pintao, y te digo yo a tí, que eso me lo tiró a mí el moñeco Macario, pa dejarme seco de un mantazo. Claro que estaba por ver que un moñeco me ganara a mí, por mu endemoniao que esté. Conque de un manotazo aparté la manta y dije a todo lo que me daban los pulmones, para que no le quedara duda alguna a cuantos cornuos hubiera por allí sueltos, "A mí moñequerías, las justas, que meto un vergajazo en la mesa y me cargo a medio reparto de Toy Story" y pa dejarlo claro, le pegué una patá a la puerta el armario, en lo que luego resultó ser una mala idea, porque se me ha puesto la uña del dedo gordo, negra, negrísima, que ya me ha dicho el médico que no cuente con ella.

Total, que me asomé donde tendría que haber estado el moñeco Macario y me encuentro conque no está. El muy sinverguenza se había mudao de sitio por el tema de volverme loco. (Una pérdida de tiempo, porque yo, loco, ya estoy) Y como empiezo a ponerme nervioso, me dedico a sacar todo lo que había en el armario y a revolearlo por la habitación. Y luego hago lo mismo con el armario ropero, y luego con el que tengo en el cuarto de invitaos. Y ahí, en una esquina, detrás de un teclado Yamaha, al que le falta el la sostenido, me veo al moñeco Macario, poniendo cara de que aquello no iba con él, pero dejando claro que se partía el culo a mi costa, de puro hijoputismo demoniaco. Y entonces lo trinqué por el pescuezo, porque aquello ya era cuestión de él o yo. Y aunque, por tema de ser yo humano, y él moñeco de trapo, debería haber ganado la pelea, sin problemas, la realidad es que pisé un tarro de esos de pega que parecen de pistachos iraníes, pero que al abrirlo, salen unas serpentinas pa asustarte, y que, obviamente, había movido él con sus poderes demoniacos, hasta colocarlo bajo mis pieses, resbalando, chungamente, y dando un ramplazo en el suelo, que todavía tengo la marca del tejano en los riñones.

"Esto es mucha tela pa mí solo", me dije, y me fui corriendo a buscar al cura que se parece a Mr. Bean, pa que me echara una mano en el tema exorcistista. Y na mas verlo, esperanzado en que sus años de expriencia con el tema eclesiástico, harían innecesario el extenderme en explicaciones, le dije "Moñeeeecoooooo", y luego me revoleé en el suelo como diciendo, "ya no puedo mas". Pero el nota no lo entendió y tuve que darle mas detalles. "Creo que te estás dejando llevar por la sugestión producida por la película que has visto", me suelta el menda, despues de explicarle todo lo que me había pasado. "¿La sugestión es la que me ha tirado la manta con el tigre pintao a la cabeza, padre?" dije yo, indignado, "¿Ya está el vaticano mirando para otro lado, como cuando le mandaron a la pobre vieja aquella, pintar un Ecce Homo en una iglesia, y como cuando terminó la pobre mujer, por el tema de que solo le habían proporcionao, un bote de titanlux, y una caja y media de plastidecors, le quedó que parecía que el Cristo se hubiera jartao de milhojas, se hicieron los tontos y la dejaron mas vendía que la camiseta de Messi?" Y ahí ya no supo qué decir.

La cosa es que estaba solo, conque me compré una lata de aquarius en la tiendecilla de la esquina y la llené, despues de bebérmela, de agua bendita, y me fui pa casa, santiguándome seiscientas sesenta y seis veces, que eso va del carajo pa acabar con el maligno. Y na mas entrar, le eché la lata por lo alto al moñeco y le dije, "el poder de Cristo te obliga, malparío", y luego lo trinqué por los bigotes y lo revoleé por la ventana. Y eso hizo efecto, porque al momento, lo escuché gritando desde abajo, "illo, illo, tú estás mal de la cabeza" y yo, venga del poder de Cristo te obliga, y venga de así en el cielo como en la tierra. Y al final se terminó callando.

Vaya tela con el moñeco Macario de los cojones. Como otro día me toque un premio en la feria, le digo al nota que me de un puzzle de Pocoyó.

Endemoniaito perdío, quillo...

Sunday, October 5, 2014

Isla mínima, máximo talento

Decía el que pasa por ser el mejor guionista español de todos los tiempos, Rafael Azcona, que si quieres que una película sea creible, deberías empezar porque los españoles hablen como españoles y no como lo haría un americano. Y tenía mas razón que un santo.

Esto es algo que tambien tiene claro Alberto Rodriguez, que ya pusiera en práctica ese concepto en sus anteriores trabajos, algunos tan conocidos como "Siete vírgenes" o "grupo 7" donde, ademas de demostrar que se puede hacer creible una historia de acción cuando los protagonistas dicen "vaya tela" en lugar de "fuck", dejó claro que es uno de los mejores directores de nuestro cine, con un dominio del ritmo y un manejo de la cámara, encomiables. Solo le faltaba una historia redonda. Justo lo que ha tenido esta vez.

Lo mejor de la extraordianria "La isla mínima" es, precisamente su guión. Perfecto de principio a fin, (aunque a un servidor le sobra un detallito del final, que por razones obvias no desvelo), con unos personajes sólidos, creibles, de esos que te cuentan mas con una mirada que con doscientas páginas de diálogos,  y varias tramas entrelazadas que la pareja de policías protagonista deben ir desmadejando a lo largo del film, sin que en ningún momento decaiga el ritmo o el interés del espectador, alcanzando un climax final, que, para envidia de muchos que ya lo habían intentado antes, está, en opinión de este cronista, a la altura de un "seven" (ese número que bendice los dos mayores éxitos del director, hasta la fecha).

Un thriller ejemplar, que se adorna, encima, con un eficaz retrato, habilmente integrado en la historia,  de esa transición entre los últimos coletazos del franquismo, y los primeros brotes de la nueva España que aun no tiene claro qué postura debe adoptar ante ciertas situaciones, por mas que sus ganas de cambiar las cosas sean tan importantes. Sin olvidarnos del inmenso trabajo de un reparto en estado de gracia, con los estupendos Antonio De La Torre, Manolo Solo o Salvador Reina, un fantástico, como siempre, Raúl Arévalo, y el justo ganador en San Sebastian, y, me atrevo a decir, próximo goya a mejor actor, Javier Gutierrez en el mejor papel de su carrera, hasta la fecha. Si a los votantes no se les olvida que interpretar no es siempre hacer de deficiente o llorar mucho.

Y poco mas se puede decir de este peliculón que tiene en papeles pequeños a los dos protagonistas de ese estupendo film de entretenimiento que tanto ha gustado a todos, "el niño",  y que está, sin embargo a años luz de la calidad de este. Sirva de ejemplo de que en España, somos ya capaces de hacer de todo.