El llanero solitario. Pues no era tan mala...

Dos cosas antes de empezar. Primera, esta película no le va a gustar a casi nadie. Y segunda, lo entiendo.

Y dicho esto, la verdad, a mí no me parece tan mala.

Este "llanero solitario" es la consecuencia, no sé si acertada, pero desde luego lógica, del éxito, cada vez más difícil de prolongar, de "Piratas del Caribe". El mismo productor, el mismo director, los mismos guionistas, el mismo protagonista y la misma idea básica de parque de atracciones que cobra vida ante nuestros ojos. Claro que con distintos errores y distintos aciertos.

El por qué la película tiene tan mala pinta hay que achacarlo al hecho de que el western siempre ha sido más un género de personajes que de espectáculo. Por supuesto hay trenes, caballos, tiros y peleas a puñetazo limpio. Pero eso, en los tiempos en que vivimos, con monstruos partiéndose la cara con robots gigantes y clanes de superhéroes defendiendo el planeta, un tipo con antifaz y caballo blanco, acompañado de un indio majareta, se antoja insuficiente para un público al que cada vez es mas difícil sorprender. Lo mismo le pasaba a "piratas del caribe", pero allí supieron suplirlo con mucho humor, elementos sobrenaturales y un personaje gigantesco, mérito en gran parte del talentoso Johnny Depp. Aquí se vuelve a intentar todo eso, pero con resultados bastante inferiores. El humor está presente a lo largo de toda la cinta pero no todos los chistes funcionan. Los elementos sobrenaturales se sustituyen por una narración lunática y surrealista, fruto de la mente de un indio loco que recuerda las cosas como le vienen en gana salpicando el relato de situaciones delirantes. Esto, para mi gusto, es uno de los aciertos, pues proporciona los mejores momentos del film. Pero el personaje llamado a suplir a Jack Sparrow, el indio Tonto, llamado Toro en la versión española, es, como era de esperar, un chicle pegado a la suela del gran capitán pirata. Aún así, cumple bien con su función cómica, que en esta ocasión comparte con el protagonista, un Arnie Hammer mucho mas divertido y notablemente menos repulsivo que el tandem Bloom/Knightley. E incluso se permite momentos de puro Buster Keaton. Al fin y al cabo, sigue siendo Johnny Depp, capaz de sacar adelante casi cualquier cosa.

De todas formas, la película no funciona mal, a pesar de la mala pinta, que ya digo que tiene, y del vehemente rechazo de la crítica norteamericana a la que, sospecho, le encantaba, ya de antemano, la idea de despedazar este producto.

Verbinsky, que puede tener muchos defectos, pero entre ellos no está el de no saber dirigir, lleva la narración con pulso firme (son dos horas y media y no aburre en ningún momento) y flirtea todo el tiempo con esa idea de viaje lunático y surrealista del que hablaba antes, cargando las tintas en el porcentaje de leyenda que acompaña a cualquier personaje idealizado con el tiempo. De esa forma, tenemos villanos exageradamente depravados, (bravo por William Fichtner, espectacularmente malvado, sin estridencias ni aspavientos), caballos que parecen tener superpoderes, y un héroe del que hace escarnio continuamente sin negarle su lugar en el sol. Y todo eso, a mí, me parece perfecto, y, lo más importante, me divierte, y mucho.

La pena es que el guión no está demasiado bien escrito y que, a la historia, ponerse excesivamente seria, en ciertos momentos, no le sienta nada bien, dado el tono general en el que se mueve. Eso, y que un poco mas de humor negro no le hubiera venido mal.

Pero teniendo en cuenta lo que es, y, sobre todo, lo que parecía que era, no está nada, pero que nada mal.

De los escasos quince minutos que sale en la película Helena Bonham Carter, a pesar de estar en toda la campaña publicitaria, ya hablaremos otro día.