Tuesday, August 19, 2014

Memorias de un hijo del Levante. capítulo 26 "Odisea" parte 3

Os estaba yo contando la odisea que he vivío este verano por culpa de mi amigo Tenorio y su capricho andaluz de ir de vacaciones a Toledo, donde por una foto que nos mandó el hermano, en la que se veía su familia flotando en el aire, parece ser que rige la atmósfera cero. Pero eso no detuvo a Tenorio. Claro que eso es porque seguramente no se imaginaba antes de salir que a raiz de un malentendido en una gasolinera, me iba yo a confundir de coche al salir escopetado de allí, metiéndome en uno de unos marroquises, de los que luego huí en un peaje, calculo yo que en Albuquerque, Nuevo México, colándome a lo polizón en una embarcación con ruedas que me dejó en pleno picnic campestre de podemos, donde me agencié una lata de almóndigas con chicharitos que no había forma de abrir porque no tenía open easy. y no creais que eso de que si te encuentras un buho, te ayuda a cambio de comida, es verdad. porque es una falacia como un demonio de grande.

El caso es que, como ni podía saciar mi voraz apetito, ni podía volver con los podemos, porque habían malinterpretado mi acto de robarles, tomándoselo a mal, decidí seguir la vera de un riachuelo que me había encontrado por allí, con la esperanza macarena de llegar a la civilización, o a la parte donde remontan los salmones, teniendo en mente la  posibilidad de trincar uno en un salto y hacermelo a la parrilla. Que yo otra cosa no, pero facilidad para hacer fuego, tengo como el que mas. Que se lo pregunten a mi cuñada, que le he quemao tres veces las cortinas del salón, y una el mantel de renos, jo jo jo. Pero cuando llevaba un rato caminando, me jarté y me tiré en el suelo silbando la canción mas triste que se me pasaba por la cabeza en ese momento. Cantinero de Cuba. Ya estaba yo entregao a mi destino. si tenía que irme parriba, me iría. Total, ya he vivido mas que el niño del pijama a rayas, ¿no? Pero entonces escuché una voz a mi espalda que decía.

 - ¿Se encuentra bien, caballero?  - Y en ese momento pensé. "Qué suerte tiene el caballero ese que tiene quien se interese por él, y no como yo, que me espera el palmolive de aquí a un rato"
- Oiga, le digo a usted. - repitió la voz, al tiempo que alguien me presionaba la espalda con lo que parecía ser una especie de palo.
Me volví, y era un palo.
- ¿Me habla usted a mí, misterioso desconocido? - dije yo, por darle conversación.
- A usted, claro. Aquí no hay nadie mas.
- Que sepamos.
El tipo, que era un viejuno con barba blanca al estilo abuelo de Heidis, y se estaba fumando una especie de puro asqueroso, miró a su derecha, luego a su izquierda, y luego a su derecha otra vez, porque se ve que no miraba con la misma eficacia a uno que a otro lado.
- Bueno, si está usted bien. Ya está. - dijo finalmente. - Y si necesita algo, no dude en pedírmelo.
- Hombre, si tuviera usted un abrelatas.
-¿Un abrelatas?
- ¡Sí, un abrelatas! - grité yo, viendo que el tío era, obviamente, sordo. - ¡Es que me quiero papear una lata de almóndigas con chicharitos que me han donado unos de podemos, y no puedo abrirla. Porque se ve que el podemos, no se refiere a abrir las latas!
- Pero no chille, hombre.
- Pues enterese usted a la primera, abuelete.
- A ver, déjeme esa lata que voy a intentar abrirla con mi navaja.
- no, si la lata ya no la tengo. Se la he tirado a un buho contestatario a la chorla hace un rato.
- ¿Entonces para qué quiere el abrelatas?
- Madre mía... Pues para abrir la lata de almóndigas con chicharitos, ¿no se lo he dicho ya? Está usted fatal. ¿Qué tiene algo de Azeime de oliva, no?
- Mire, amigo, si lo que tiene es hambre, yo he preparado algo de sopa castellana y tengo guiso de conejo. Es que soy hermitaño, ¿sabe? y me gusta vivir en la maturaleza.
- Y a mí eso me parece del carajo, porque yo una sopa castellana, o calé, me la tomaba yo ahora mismo con los ojitos cerrao. Y lo del guiso de conejo... Yo preferiría si lo tuviera de personas, pero si es lo que hay, me como yo un plato ahora mismo, y los conejos que se busquen la vida.

Y con el hermitaño que me fui a comerme la sopa castellanomanchega y el guiso de roger rabbit ese, que no veas si estaba bueno.

- ¿Y cómo es que anda usted por aquí, amigo? Le noto acento mas bien del sur.
- Un hijo del levante soy.
- Ah.
- Nada, que iba a Toledo con mi amigo Tenorio. ¿Lo conoce?
- Sí, muy bonito.
- Ah, yo en esas apreciaciones no entro, porque yo no sé si Tenorio es bonito o feo. Que soy Stereosexual, ¿sabe?
- No, si yo es que pensaba que me estaba preguntando si conocía Toledo.
- Pero si Toledo no es una persona. Ojú, como tiene usted de rebirao el tema ese del alzeime de oliva...
- jajaja, qué divertido es usted.
Y como a eso no sabía qué responderle, porque estaba empezando a sospechar que ademas de alzeimico era esquizofreno, de esos que oyen voces y ven ecce homos en las paredes aunque no estén en Borja, me hice el dormío y ya se calló.

Ahora que en cuanto se quedó dormío él, me eché cuatro cucharás grandes del guiso ese que tenía pa los conejos en una bolsa del esroski, y me eché a correr colina abajo al grito de "Gracias, abuelo de heidi"

Y a los conejos que les den polculo.


 No se enteraba de ná, con la mierda de en las nubes voy...
 

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