Saturday, August 16, 2014

Memorias de un hijo del levante. capítulo 25 "Odisea" parte 2

En la última entrega nos quedamos en que huyendo de los civiles, me había metido en el coche de unos marroquises que no querían ni oir hablar de acercarme a Toledo, y lo único que hacían era decir, Jula Jula, y magna, magna. Y, claro, yo intentar, lo que es intentar arriarme del coche en marcha lo intenté un par de veces, pero como cada vez que abría la puerta y hacía acción de revolearme, una marroquina que iba en la parte de atrás, me jalaba de la camiseta y me decía, "tú, loco", pos en el coche que me quedaba. Hasta que pararon en un peaje y ahí me pude bajar al grito de "Numancia no se rinde". Solo que no tenía ni idea de dónde estaba ni cómo llegar a Toledo, conque me puse a correr de coche en coche diciendo, "¿Toledo? ¿Toledo?" y me dice uno, "no, es un León" y como no sabía qué decirle a eso, le metí los deos en los ojos y seguí de coche en coche diciendo "¿Toledo? ¿Toledo?.

Al final vi un coche grande que llevaba una lancha con ruedas, enganchá en la parte de atrás. Y me dije "en Toledo no hay playa, ni mar, ni albufera. Por eso, si quieres pasear en barco, tiene que ser así, con ruedas. Luego mu lejos de Toledo no deben ir los paisanos estos" y me subí a la lancha, y me metí debajo la lona como si fuera el indio ese de la vida de pis, que se fue a pescar con un tigre, un mono y una jirafa. Solo que luego se ajogaron tós o algo, porque lo que es la película no le he visto nunca.

Y así estuve seis o siete horas. O quince, no estoy seguro, porque me quedé dormido y cuando me desperté era de noche y estaba en una especie de campo. "Hay que ver la odisea en el espacio que estoy viviendo", me dije nada mas ver dónde estaba. "Esto es digno de Starleys Rubrik, que hizo la naranja metálica y en los descansos inventó el cubo de colores que lleva su mismo nombre" Pero como no había nadie para escucharme no obtuve respuesta alguna. Conque me bajé y me fui a dar una vuelta a ver si veía gente saltando en el aire en atmósfera cero, como en la foto de Toledo. Pero lo único que vi fue una comuna de jipis de podemos, haciendo barbacoas y pegando risotadas.  Y como , por una parte tenía ganas de liarme a chillios con todos ellos diciéndoles que se buscaran un trabajo y sacaran el país palante, pero por otra parte, estaba muerto jambre, decidí hacerme pasar por uno de ellos pa ver si conseguía manduca.

"Compañeros, abajo el capital", dije, "aquí vengo de tirarle piedras a una vieja que estaba usando un cajero. Con la mierda de hacerle el juego a los bancos. Y un hambre que traigo... venga un pellizco de pan proletario de ese que teneis ahí, con cualquier cosa que tengais a mano. Jamón, mismo" Y no sé si es que no lo hice bien, o esta gente está muy resabiada, pero el caso es que en vez de darme jamón, lo que hicieron fue mandarme fue al carajo. Y no me pegaron porque esta gente de podemos gasta buen cuidado de mostrar publicamente violencia alguna, por el tema de que hoy en día con los móviles que hay, en diez minutos ya te estan sacando en 13 tv, con unos cuernos pintaos. Pero como yo no estaba dispuesto a seguir pasando hambre, trinqué una lata que había allí en lo alto de una mesita y un puñao de ensaladilla rusa con la otra mano que me la iba metiendo en la boca conforme iba corriendo.

"Cabrón, vuelve" decía uno. "los cojones voy a volver, yo" "Vuelve si tienes lo que hay que tener" y yo "si precisamente por eso no vuelvo. Porque ya tengo lo que hay que tener, comida." "Vuelve y da la cara" y yo, "¿Que te dé la cara? ¿Qué te crees que soy, Mr. Potato?" y seguí corriendo hasta que ya no se escuchaba mas al menda, que no veas el rato que estuvo diciendome cosas. Lo pesá que es la gente.

El problema es que la carrera me dio mas hambre y la ensaladilla me duró poco. Y cuando quise abrir la lata, que era de almóndigas, con chicharitos, no podía porque no tenía open easy, y yo no tenía abrelatas a mano. ni a máquina. conque me lié a darle porrazos contra una piedra como si fuera yo un gromañón de la posguerra del fuego, pero lo único que conseguí fue abollar la lata y troncharme un deo, que me dolió lo mismo que si me hubieran dao con un martillo. una cosa mala.

"Oh, desdicha, ¿por qué te cebas en mí?" dije cual si estuviera en una obra de Williams el Shakespearito. "uh, uh" dijo un buho que había por allí perdiendo el tiempo. "illo, buho, si me buscas uin abrelatas, te doy la mitad de las almóndigas" pero se ve que era un buho de podemos y se me quedó mirando como diciendo, "en menearme estaba yo pensando ahora mismo... O eso o que no le gustaban los chicharitos, porque los buhos son mu mijitas.


CONTINUARÁ...



 ira, ira, como se escuende el hijoputa pa no ir por el abrelatas...

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