Tuesday, February 24, 2015

Así fueron los oscars 2015...



Ahora que han pasado los óscars, y el experimento ese (Boyhood) de rodar a un grupo de actores durante doce años, para ver como los niños se hacían mayores, y los mayores, viejos, se ha dado la costalada que en mi opinión, merecía, me arrepiento de no haber dicho antes, precisamente eso. Que en mi opinión, merecía irse a casa con el único premio que se ha llevado. El de la excelente Patricia Arquette. Y me arrepiento porque ahora, y tras meses y meses de piropos, halagos y vítores hacia la película de Richard Linklater, por parte de todo quisqui, no van a faltar los que digan eso de que tampoco era tan buena, y que a ellos les gustaba más Birdman. Vamos que ahora puede parecer que me apunto al carro de la novedad… Torpe que he estado. Pero bueno. A mí, desde luego, me gustaba mucho más Birdman. Y muchísimo, pero que muchísimo más, Whiplash. Porque la verdad, a mí, la supuesta reflexión sobre el paso del tiempo, apoyada en lo grande que se están poniendo los niños, lo difícil que es la vida, y lo diferente que ve uno las cosas cuando tiene ocho años, y cuando tiene dieciséis, (y ya no te digo cuando tienes cuarenta), me suena a ya contado, y lo que es peor, me aburre. 




Otra cosa es la peli de Iñárritu. Yo ya dije en su momento, que me sobraba el tema del pajarraco, pero como retrato del ego del artista, la frustración de la estrella que se apaga, el encasillamiento, la estupidez disfrazada de genio, y todas esas otras cosas que es Birdman, me entusiasma. Está bien rodada, bien construida. Los actores están enormes, y los diálogos son estupendos. Una buena película, ya digo. Por eso me alegro de que haya ganado en los óscars por encima de la cosa esa del niño que crece. Y me alegro también de los otros cuatro premios conseguidos por esa obra de arte que es El gran hotel Budapest, y que, en mi opinión, reconocen, por fin, el mérito del maravilloso universo de Wes Anderson.

También me alegro, como no podía ser de otra forma, del óscar de Julianne Moore. Una de las mejores actrices de nuestro tiempo, con burradas de interpretaciones, como las de “El fin del romance” o “Magnolia”, por citar un par de ellas, y que, como suele ocurrir en estos casos, (que se lo digan a Pacino), termina ganándolo por la peli más tonta. No es que la mujer no esté bien como enferma de Alzheimer precoz, pero es que a la peli, solo la separa de un estrenos TV, su presencia y la de Alec Baldwin. Vamos que no es lo mismo ganar por fin tu oscar por algo así, que ganarlo por hacer de Hannibal Lécter, digo yo. Pero como lo importante, al final, es poder decir eso de “La ganadora del oscar…”, pues bienvenido sea.



Otro incontestable es el de J.K.Simmons, como secundario por Whiplash. Ya he dicho tantas cosas de esta peli y de esta interpretación, que no sé si puedo añadir algo más sin repetirme. Por lo que, subrayemos eso de incontestable. Y dejémoslo ahí.

Un pequeño repaso rápido a los óscar técnicos y un comentario sobre las pelis de animación, antes de pasar a la que para mí ha sido la gran decepción de este año.
Esta ha sido la primera edición, desde que pueden ser hasta nueve las nominadas a mejor película, en la que todas han ganado, al menos, un premio. Cuatro Birdman y El gran hotel Budapest, tres Whiplash, y uno cada una de las otras. El de Patricia Arquette para Boyhood, el de canción, para contentar a los que acusaban de acto racista no haber cubierto de premios a Selma, el de guión adaptado para The imitation game, (con el autor confesando en el discurso que de joven había intentado suicidarse, y es que lo que no se vea y se escuche en los oscars, no se escucha en ningún otro lado), el de la decepción que ya he mencionado, para la teoría del todo, y el de sonido para el francotirador, que no sé si da en el blanco, pero escuchársele, se ve que se le escucha de cine. Y eso que los francotiradores, en teoría, deberían ser silenciosos, ¿no?

A mí me parecen de justicia, la verdad. El maquillaje, dirección artística, vestuario y banda sonora del gran hotel Budapest, son soberbios. Los mejores del año. Y el montaje y efectos sonoros de Whiplash, incontestables. La única que se llevó algo sin estar nominada al premio gordo, (y que bien podría haberlo estado), fue Interstellar, que se agarró a la obviedad de que los suyos eran los mejores efectos especiales del año. Y tanto.



Lo del tema de la animación ya era más cuestión de gustos que otra cosa. Este año no ha habido ninguna película realmente excepcional, y eso no ayuda a la sensación que empieza a invadir de si es realmente necesario un premio exclusivo para este género. ¿Acaso cuando una película de animación, como ocurriera con Up o Toy Story 3, ha sido realmente buena, no ha estado nominada junto con las de imagen real para mejor película? ¿Y qué pasa en años como estos en los que no hay ninguna Ratatouille, ningún Wall-e? Al final termina ganando uno que pasaba por allí. En este caso, Big Hero 6, una película que, si es por méritos, no habría ni olido los oscars de este año. Pero como había que nominar cinco, y, eventualmente, dárselo a alguna… 

Y una vez hechos estos comentarios, solo nos queda la gran decepción. El lamentable robo a Michael Keaton…

Yo entiendo lo vistoso que es eso de hacer de discapacitado a la hora de aspirar a un premio. Desde siempre, los acentos, los postizos, el aumento o la pérdida salvaje de peso, y, sobre todo, la discapacidad, han sido las bazas más importantes a la hora de ganarse puntos con los votantes. Y no es que menosprecie ese tipo de trabajos. También es interpretación, obviamente, y hay que saber hacerlo. Hay que saber emocionar, sin caer en el ridículo, y con el máximo respeto a la figura que uno está representando. Y no voy a negar que Eddie Redmayne, excelente actor sin duda, consigue hacerlo perfecto en su encarnación de Stephen Hawkings por la que ha ganado un oscar. El problema es que para mí, lo que hace Michael Keaton en Birdman, es tan notoria y brutalmente mejor, que solo puedo ver como un insulto que no sea su casa la que albergue ahora el premio de la academia en lugar de la de Redmayne. 

La de Keaton es de esas actuaciones que marcan, de verdad, la diferencia entre un buen actor y un gran actor. Igual que ocurre con J.K.Simmons, que sí ha ganado el suyo. Igual que ocurre con el grandísimo Edward Norton, nominado también por Birdman. Es ponerse a pelo, ante la cámara y crear, transmitir, contar… No es, y perdón porque ahora sí que voy a faltar un poco al respeto al trabajo de Redmayne, estudiar gestos, poses, miradas, clavarlas, y sostenerlas durante un mes o dos de rodaje. NO hay creación alguna en imitar a la perfección a alguien. Es un trabajo meritorio, por supuesto, y digno de aplauso, cuando se hace bien. Pero no puede ganar, de ninguna, manera, a una creación auténtica, llena de fuerza. A dar vida, de verdad, a un personaje. No puedo, y lo siento si estoy siendo injusto, entender que año tras año, gente que hace trabajos magníficos como Jake Gyllenhaal en nightcrawler, Miles Teller en whiplash o Michael keaton en Birdman, tengan que ceder su asiento al que se pone un postizo, imita una voz, o se arrastra por la pantalla.

Insisto. Lo siento, pero a Michael Keaton, le han robado en los oscars. El arte, pierde una vez más. 




Para terminar decir que tenía la convicción, y así lo he defendido durante muchos años que Neil Patrick Harris, era el presentador perfecto para la gala. Lo había hecho tan bien en otras entregas de premios, como los Emmy o los Tony, que era lógico pensar que con los oscars se saldría. Bueno. Pies estaba equivocado. Aburrido, poco imaginativo, desganado… de las peores galas que recuerdo. Muy mal. Y mira que los siento, ¿eh? Cuanto echo de menos a Billy…

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