Hay por ahí una
serie de gentuza, (no me gusta usar la palabra hijo de puta, porque
nada tiene que ver la calidad humana con cómo se haya tenido que
ganar la vida la madre de uno), que se ha dedicado a cachondearse de
los andaluces aprovechando una reciente desgracia que se ha llevado
por delante cuatro vidas. Y yo os juro que no sé si indignarme, si
echarme las manos a la cabeza, (no me diréis que no es mas de
dementes, que de idiotas), o sentarme a llorar de pura pena que me da
la raza humana a la que cada día me da mas asco pertenecer...
O
tomármelo con filosofía, y quedarme con lo único con lo que me
puedo quedar. Con el orgullo de ser de la tierra mas grande que hay
en este planeta. Mi Andalucía de mi alma. Cuna de grandes artistas,
y hombres de bien, que tan importante huella dejaron en nuestra vieja
piel de toro. De esta bendita tierra, son los ciudadanos de a pie,
que tras el accidente, se liaron la manta a la cabeza, y sin pensar
en qué les podía pasar, se fueron a sacar a los heridos que
pudieron, probablemente salvando vidas. Porque eso es lo que hacemos
los andaluces, aparte de ir de juerga, dormir hasta tarde, y reírnos
todo lo que podemos, con los demás, nunca de los demás. Que pa eso
la vida son dos días, primo.
Y que no se os olvide nunca una cosa.
En la selva, que es lo que parece este país muchas veces, el león
cuida de los suyos plantando cara a quien sea. Mientras que la hiena,
se ríe en un rincón, esperando la oportunidad de lanzarse a la
carroña.
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