Tuesday, September 10, 2013

Lo de Guardiola...

Hay dos cosas que a mi me gusta que se respeten en esta vida. Una es la libertad de pensamiento y otra el trabajo. Y yo a Guardiola, como a cualquier otro, le respeto ambas. Sus logros profesionales como el gran jugador que era y el gran entrenador que es, son indiscutibles. Y respecto a sus ideales... Bueno, es libre de pensar y decir lo que quiera y si lo que quiere decir es que Cataluña no debería ser española, pues que lo diga. Claro que yo tambien tengo derecho a decir lo que piense, ¿no? 

Hay una escena en "Alatriste" que siempre me emociona cuando la veo. Estando los españoles casi vencidos en la batalla, el enemigo envía a un emisario a ofrecer a los nuestros una rendicion digna que les permita salir en formación con sus banderas y estandartes. Como el jefe del tercio no puede hablar porque, sencillamente, está medio muerto, contesta Alatriste diciendo, "Decidle al Duque que agradecemos su ofrecimiento. Pero esto es un tercio español"

Yo para estas cosas siempre he sido tan imbécil como Alatriste, Agustina de Aragón y otros tantos idiotas que lo dieron todo por este trozo de tierra que llamamos patria. Y por eso me cuesta tanto entender el desprecio hacia lo que yo tanto amo de gente que nació en ella y a la que debería poder llamar hermano, pero que cada vez me cuesta más hacerlo, la verdad. Y con Guardiola, en concreto, lo que me pasa es que me duele pensar que este señor vistió en su día la roja, que con tantas ganas e ilusión hubiera defendido algún otro. Y yo no digo que no hiciera bien su trabajo. Pero es que cuando se trata de luchar por España, ya sea con un mosquetón o con una pelota, no estamos hablando de trabajo, ni de deber, ni siquiera de patriotismo. Hablamos de pasión. Pasión por los colores, por el escudo y, por supuesto, por la tierra. Esa pasión que nos hace marcar en el minuto 116 de la final de un mundial. Esa pasión que nos hace sacar con la punta del pie un balón que ya estaba dentro. Esa pasión que nos hace rematar hasta tres veces un balón que no quiere entrar. ¡Esa pasión!  Y yo, amigo mio, cuando le veo en un video apoyando la independencia de Cataluña, no puedo evitar preguntarme si cuando usted jugaba no se marcó ese gol, no se sacó ese balón o no se remató esa pelota, porque no se sentía esa pasión... Y eso ya sí que me da asco y pena al mismo tiempo.

Usted y otros como usted son libres de decir que no quieren ser españoles, por supuesto, pero yo tambien soy libre de decir que ojalá dejen de serlo pronto, para no seguir pasando la verguenza de tener que llamarles hermanos.

Esto es un tercio español...

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