Saturday, November 23, 2013

"Los juegos del hambre. En llamas" ¡Que empiece ya!

Como ya he dicho muchas veces, el problema de una mala película no es lo pobre de la historia que se cuenta sino las pocas ganas que le ponga quien lo hace. Puedes contar un paseo por el parque y mantener al público clavado en sus butacas dos horas embobado o puedes hacer los diez mandamientos y aburrir a las piedras, en tu mano, y en tu talento, está.

Lo mismo pasa a la hora de adaptar esas sagas literarias que tan de moda están hoy día y que tanto gustan a los adolescentes, (y, en menor medida, a los que no lo son ya tanto), puedes coger la cosa esa de vampiros que van al instituto, y dejarte llevar por lo poco atractivo del planteamiento y hacer el ridículo, o puedes hacer lo que están haciendo con "Los juegos del hambre", tomando una historia, no demasiado original, (no nos engañemos), y tomarnos nuestro trabajo en serio para intentar hacer algo divertido y digno. Y hacer las dos estupendas películas que llevan hechas

Claro que no es tan difícil si haces las cosas bien desde el principio, empezando por algo tan básico como contratar a un par de buenos guionistas como Michael Arndt (Pequeña Miss Sunshine, Toy Story 3) Y Simon Beaufoy (Slumdog Millionare, Full monty), un director eficaz y motivado, Francis Lawrence, (Soy leyenda), y, lo mas importante de todo, buscar una actriz de verdad, en lugar de los desastres habituales. Si además acompañas con un buen reparto de secundarios, como Woody Harrelson, Elizabeth Banks, Stanley Tucci o Donald Sutherland, la cosa solo puede ir a mejor. El resultado es una historia, que como ya he dicho no es muy original, pero que está muy bien contada, que es capaz de mantener el ritmo sin aburrir en ningún momento, repartiendo el tiempo de sus personajes de forma eficaz, sin descuidar ninguna de las ramificaciones de la trama y, aprovechando de paso, para hacer una interesante reflexion sobre el poder manipulatorio que el oropel y el espectáculo prefabricado puede ejercer sobre el pueblo. Hasta que el pueblo diga basta, se supone...

Este segundo capítulo, da un pequeño, pero necesario, paso adelante en la historia, pasando del pesimista y dramático planteamiento de la primera a la previsible revolución que nos espera en las siguientes entregas, y lo hace de forma impecable. Cierto que tiene algún momento no muy logrado, algún diálogo que no funciona del todo y, sobre todo, un Phillip Seymour Hoffman, aquejado de Anthonyhopkinsitis, enfermedad que consiste en hacer pelis por la pasta y no ponerle la más mínima gana, (¿Por qué no puede aprender de Surtherland, que lleva años en esto, es un clásico, y cuaja un villano de categoria), pero son solo detalles superfluos totalmente perdonables. 

Cine de entretenimiento, en definitiva, hecho con muchas ganas y de gran calidad. Y si pensamos que lo mejor de la historia está por venir, solo queda decir, "¡Que empiece ya!"



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