Monday, February 10, 2014

Memorías de un hijo del levante. Capítulo 6. "Ciclogénesis"

No veas la que se ha liado este fin de semana. Resulta que ha habido una ciclogénesis explosiva, que por lo visto es como un temporal enconao, que si te trinca por banda, ademas de dejarte pipando agua, te revolea por los aires y te suelta donde Cristo perdió el mechero. Aparte de que, como ya he dicho, explota. Aunque la de este fin de semana, yo por lo menos, no la he visto explotar.

El caso es que yo no me lo había visto de venir porque, aunque el vecino de abajo me lo había dicho cuando me lo crucé en el portal, (Me dijo, "Viene una ciclogénesis") yo le entendí que se había comprado un disco de génesis, que era el grupo donde tocaba Phill Collins antes de hacerse solitario. Y claro, le dije, "po que lo disfrutes" y él me miró con la misma cara con la que mirarías tú a la lavadora si cuando se pusiera en marcha se escuchara la marsellesa. Y luego me eché a la calle.

Y como no me había enterao de que la cosa era proclive a explotar, y yo no veo nunca el parte meteorológico, que antes se le decía "el tiempo", porque me da mucho coraje lo de que salga una gachí y se tire un cuarto de hora pa decirte si va a llover o no, porque, ademas de sacarte el mapa de España del día siguiente, te saca el del martes, el del miércoles, el del primer viernes de mayo y luego el tiempo que va a ser en Reikiavik, en Louisanna y en la parte norte de Zimbawe, pa terminar con un consejo que nadie le ha pedido sobre seguros pal coche, pos el domingo por la mañana me fui a pasear por el paseo marítimo de Getares, que pal que no conozca Algeciras, es un paseo marítimo que hay en una playa que se llama Getares, y de ahí lo del paseo marítimo de Getares. Bueno, pues volaban los objetos que parecía aquello cuando se metía la madre de poltergeist en la habitación de la niña y estaba to revoleao por los aires.

Las cosas que yo vi, madre mía de mi arma, un árbol dando cabezazos a izquierda y derecha hasta que hizo catacroc y clavó la cabeza en el suelo lo mismo que mi primo Jesuli el día que saltó el plinto harto de licor cuarenta y tres con piña. (Piña la que se dio, por cierto)

Tambien había un señor con gafas y el pelo al estilo griego, (es decir, despeinao), que llevaba un perrillo como si fuera una cometa porque el viento lo levantaba al pobre bicho. Y el chuchillo na mas que hacía ladrá pero como acojonao. "gua, gua" decía, y luego miraba a izquierda y derecha como diciendo, "verás tú que me escoño, askí"

Y luego el cartelón del menú de la pizzeria de la esquina, que tiene un cocinero pintao, y que del viento que hacía yo te juro que me pareció que el cocinero se estaba agarrando el gorro. Pero mejor le hubiera ido agarrándose a un farolo porque salió volando y cayó al lao de las duchas de la playa.

Y uno que había corriendo porque una cosa que no falla nunca es que haga el tiempo que haga y esté la cosa como esté de chunga en cualquier parte que tu vayas y a cualquier hora del día, siempre hay un tío corriendo. Yo no sé como no ganamos mas medallas en las olimpiadas.

Pero como la cosa estaba empezando a pasar de mantecosa a tomatosa, decidí refugiarme un una cafeteria por el tema de que no me fuera a morir de un ciclogenitazo. Y cuando entro en la cafetería me dice el de la barra. "Buenos días, caballero" y le digo yo, "¿Buenos días, cojone?" y me fui de allí porque eso no es de estar bueno de la cabeza, conque mejor quitarte de en medio que tratar con locatis.

Total, que otra vez estaba en la calle, y la cosa poniéndose peor. Que la verdad, a mí me estaban entrando ganas de robar una motora, juntar dos bichos de cada especie y echarme al agua. Y ahí fue donde dije, "Algo hay que hacer si no quiero irme parriba rápido con San Pedro de Alcantara" y me eché a correr gritando, "ya está bien, ya está bien", cosa que en contra de todo pronóstico, no dio resultado alguno, pero que sirvió para que un coche de la policía municipal que pasaba por allí, me recogiera y me llevara a mi casa. Y ya me explicaron lo de la ciclogénesis, que no tenía nada que ver con Phill Collins, y lo de que podía explotar y lo de que no había que salir de casa. Y yo les dije, "aro, aro" y cuando me dejaron, me metí padentro y todavía no he salio.

Ni salgo.
    
¡Esa puerta!!!!!

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