Wednesday, March 12, 2014

Memorias de un hijo del levante. capítulo 8 "Carnaval"

Yo lo del carnaval no lo entiendo. La gente se viste de una cosa que no es y se echa a la calle. Y luego se jarta de beber, de comer y de bailotear. ¿Y esa alegría que le entra a todo el mundo de dónde sale? ¿Porque es carnaval? ¿De qué va el tema? ¿De que te dicen, "illo, es carnaval", y tú dices, "¡ostias!" y te pones a bailar? En serio que no lo entiendo. Y eso por no mencionar los que se visten diez o doce de lo mismo y se ponen a cantar todos a la vez. Que a veces son como cincuenta y hay que llevarlos en camiones y todo, porque la ocurrencia de juntarse cincuenta mendas vestíos de payaso antiguo, tocando guitarrillas chiquitillas y moviendo mucho las manos, y cantar todos lo mismo, es que no se ha visto en los anales de la historia. O como dicen los americanos el history channel.

Yo el otro día tuve un altercado con un grupo de estos. Unos exaltaos vestíos de mono que decían que eran del planeta de los simios. Y llevaban una estatua de la libertad, de pecho parriba, hecha de cartón. Que dices tú, "el tiempo libre que tiene la gente pa juntar cajas de lejía del pato blanco y pintarlas luego como si fuera la estatua libre de nueva york". Pero como a mí me gusta ser sociable y partidario de las personas, me quedé allí a ver lo que hacían. Y no os quiero contar la que se lió. Que mas me hubiera valido irme calle abajo con cuatro que iban de enfermeros y que en vez de goteros, tenían litronas. Un avance médico, sin lugar a dudas.

El caso es que yo me había echao a la calle disfrazado de turista ruso en Estepona, que es con una camisa roja y un pantalon amarillo, y me había puesto a darle cosquis a la gente cuando no miraba que es lo que yo creo que pega hacer en carnavales, aunque de esto no estoy muy seguro.Y entonces, me encontré con los simios y me senté en una papelera a escucharlos. Que por cierto, hay que ver lo falsas que hacen las papeleras hoy en día que apenas aguantan el peso de la gente. Pero lo que importa es que los tíos dijeron que iban a cantar un tanguillo, que es como el tango pero en chiquitillo. Conque debe ser lo que baila Mesi, seguramente. Y yo diciendo, "bueno, pues vamos a ver cómo es eso". Y entonces empiezan a tocar con las guitarras chiquitillas. Y venga de tiquitiquití, y venga de tiquitiquití, pero de cantar nada. Y cuando ya parecía que iban a empezar, otra vez con las guitarrillas chiquitillas, tiquitiquití, tiquitiquití, y nada de cantar. Y ya no pude yo mas y me levanté y empecé a gritar, "¡Es que no cantais o quÉ! y uno que había allí disfrazado de él mismo pero como si fuera mujer, se vuelve y dice, "Un poco de respeto, caballero", y yo le dije, "aro, aro. Respeto el que usted quiera, señor marisca, que si a usted le gustan los hombres de pelo en pecho, nada tengo yo que objetar. Pero los hijosdeputa estos que empiecen a cantar ya que me están poniendo nervioso" y ahí ya me cayó la primera bronca por la cara. Con lo que me puse de pie y me fui a la otra esquina. Lo bueno es que los simios se habían dado cuenta de que yo tenía razón y se habían puesto a cantar. No se qué de mi cadiz, y de mi caleta, y de la espuma del mar. Y yo, la verdad, no me enteraba de casi nada. Pero lo que si mordí rápido es que había unos cuantos escondíos entre los simios, que se ve que habían ganduleado y no se sabían la letra, con lo que en vez de cantar, se limitaban a decir "aaaaah" o "eeeeeh", extendiendo la mano así en plan dramático como pretendiendo hacer creer que eran el alma de la agrupación. Y como yo esas cosas no la soporto del verbo "me revienta", decidí actuar. Conque me levanté y grité, "Esos monos de abajo, que canten la canción completa, que seguro que cobran lo mismo que los de arriba". y ahí me gané la segunda bronca. Y es que la gente no soporta que les señales sus defectos.

El jefe de los monos, que era uno que iba de mono, pero teñío de rubiasco, se bajó del entarimao y se fue pa mí, metiendome las manos en la cara y diciendo que qué pasaba. Y yo le dije, "Esos cuatro de ahí, son los que te están haciendo la maniobra cobra y te la están dando con queso" y el tío, que se ve que era mono, pero pusilánime, y no se atrevía con ellos, por ser de una raza superior de primate a la suya, empieza a gritarme cada vez mas y a decir barbaridades, y yo, como no tenía un plátano a mano que darle para ver si se calmaba, opté por hacer lo único que la lógica recomendaba. Le di un cabezazo y me eche a correr.

No sé si alguna vez habeis corrido por la calle vestidos de turista ruso en Estepona mientras os perseguían cincuenta monos cabreados, pero os aseguro que no es una experiencia gozosa. En la esquina del McDonald, me dieron caza. Y en esa misma esquina del McDonald, me dieron una paliza que si se la llegan a dar a Charlton Heston, te digo yo que no hace mas películas.

Con la mierda los carnavales.

No sabe uno si es el coro de los monos o la chirigota esa que van del gobierno...

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