Hola amiguitos, soy Fermín San mateo, bailarín
profesional y crítico de cine, y desde
esta semana, me encargaré de esta sección, en la que iremos repasando algunos
de los títulos clásicos de la historia del cine.
Me he enterao esta mañana de una cosa chunguísima. Y es que
por lo visto los escoceses se quieren hacer catalanes y separtarse de los
estados unidos británicos. No me veas que movida. Y hasta van a hacer una
consulta y todo. Y como eso se ponga de moda y empiecen por todas partes la
gente a querer separtarse del país que son, van a tener que poner en los colegios,
tres horas más de geografía a la semana. Al tiempo.
Por eso, y aprovechando que hoy iniciamos esta sesión, qué
mejor que empezar por una película visionaria, que ya predijo que todo esto
pasaría, solamente que hace casi veinte años old. Me refiero a “Braveheart”, de
Mel Gibson.
Gibson es un actor, que según el día es australiano, o
americano, (también he escuchao por ahí que podría ser antisemita, pero ese país
no sé yo dónde está), que como sus dotes interpretativas no eran muy valoradas,
decidió meterse a director, pa ver si le iba mejor. Lo que se conoce en el
mundillo, como hacer un Ben Affleck. Y la verdad es que no le ha ido mal,
porque ha hecho cuatro películas bastante resultonas. “El hombre sin rostro”, que
por el título, no debe ser la biografía de ningún político. Esta de Braveheart,
de la que ahora hablaremos, “La pasión de Cristo”, que es una tela de realista,
(los ateos no estarán de acuerdo con esta última afirmación), sobre la capuana
que le dieron al pobre Jesús de Nazareth antes de matarlo. Y Apocalypto, que va
sobre los nativos sudamericanos, y lo civilizados que estaban antes de que
llegara el primo de Alatriste regalando biblias.
De todas esas, la más famosa y premiada, y que ya digo que
viene al caso de lo que está pasando en Escocia esta semana, es “Braveheart” que
en el año 96 se llevó cinco oscares incluyendo mejor película. Una cosa mala.
“Braveheart” es la historia de William Wallace, un escoces con
estudios, que se había criado con su tío por el tema de que a sus padres les
aplicaron la doctrina Palmolive y tiraron parriba con ellos rápido. Las cosas
que tenían en la antigüedad, que te daban dos mojás por estornudarle encima a
un caballo.
El caso es que el menda vuelve ya hecho un bigardo al pueblo
donde había nacido y nada más llegar se da de pedradas con uno grandón que lo
hace este irlandés que es muy buen actor, llamado Brendan Gleeson, (si no habéis
visto una peli suya llamada “The guard”, hacedlo, porque es la leche de buena),
tal y como hacían en la española “Préstame quince días”, Alfredo Landa y Jesús
Guzman, que se ve que esa escena la copió Gibson. Pero luego se hacen amigos y
se pegan abrazos y todo.
El Wallace, que es como se llama el que hace Mel, se
enamorisca de una del pueblo y la ronda to lo que puede sin llamar la atención
porque en aquella época había una cosa que se llamaba derecho de pernada, que
consistía en que el señor feudal, se podía trajinar a todas las muchachas del
pueblo la noche de su boda. Eso a las que quisiera, claro está, porque había
una que le decían Robustiana la fea, que cuando se casó no encontraron al señor
feudal por ninguna parte. El caso es que para evitar esto, se casa con ella a
escondidas y eso, a la larga es su ruina. Porque el Wallace, que no quería
meterse en temas independentistas, porque había jugao con la selección y no
quería polémicas con los medios, se metió de lleno el día que aparecieron unos
ingleses cabrones en el pueblo, buscando gresca, y dejaron a la pobre muchacha
degollaita en un palo donde la habían amarrao como si fuera un pollo de Simago.
Eso también fue la perdición para los ingleses porque el
Wallace resulta ser un estratega de la guerra que ríete tú de Rommel, el zorro
del desierto, pero ríete cuando no te vea, porque no veas cómo se lo puede
tomar de mal.
Las noticias de que Wallace está haciendo estragos entre los
señores feudales ingleses llegan pronto a oídos del rey, que está enconaito
porque el hijo cose pa la calle, y está viendo que no le va a dar descendencia,
y eso que lo ha casao con una francesita que parece que la han sacao de Ninette´s secret. Así que mueve cielo y tierra pa acabar con su enemigo y
hasta manda a su nuera pa que negocie unos temas con él. Y al gachó lo único
que negocia es un bombo que le hace el escocés, que luego cuando el rey se está
muriendo, se lo larga la tía, y no veas el pipijerbe malo que le entra al
viejo.
Al final, los ingleses consiguen trincar al porejito de
Wallace, por mor de las muchas traiciones que ha sufrío el menda, que no se
puede fiar ni de su padre. Y es una pena porque habían ganao bastante terreno a
base de echarle cojones y enseñarle el culo al enemigo. (Tiene una escena en la
que Gibson le larga una arenga a las tropas, que ha quedao pa los anales del
cine. Sobre todo porque luego enseñan el culo, como ya he dicho. De ahí lo de
anales.)
Como en toda película de oscares que se precie, hay dramatismo
del chungo al final, porque se hirvanan al protagonista en la plaza del pueblo.
Pero el nota se va a lo grande porque después
de hacerle un montón de perrerías, se acerca uno con barbas que salía en cifras
y letras de jurado, y le dice, “Pide clemencia y te mato del tirón pa que descanses
tranquilo” y el menda dice, “arrimarme el micrófono” y en vez de decir “clemencia”
va y grita desgañitao perdío, “libertaaaaaaaaaa” y ya dice el verdugo, “illo, después
de esta machá hay que dejarlo tranquilo" Y le corta el pescuezo.
Un peliculón como la copa de un pino que no os debéis perder
porque trata, bajo mi punto de vista, muy fidedignamente, el tema escoses.
Si la semana que
viene, me deja el padrino que siga, os comento otra.
Fermín San Mateo.
¿Qué hace Di María detrá de Mel Gibson?
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