El otro día pasó la vuelta ciclista por Algeciras. Yo eso no
lo entiendo. ¿A dónde iban pa que este año les cogiera bien pasar por
Algeciras? Porque otros años no han pasao. O sin han pasao, yo no me he
enterao, que también puede ser, porque como las bicis no hacen ruido de motor,
igual han pasao y yo estaba escuchando pasodobles en la radio y ni me he
coscao. No es como las motos que si un día pasa por Algeciras la vuelta a
España en moto, te enteras seguro porque no vea como suenan los tubarros
enconaos de los mendas esos. Yo un día estaba durmiendo tan tranquilo y pasó un
campero con una Africa twinn de esas, y se escuchó un rugido que parecía que
nos estaban atacando con un lanzallamas. Como que me tiré al suelo y me
arrastré debajo la cama al estilo Michael Corleone, al grito de “Ya están
aquí”.
Pero el caso es que pasaron por aquí, y todo el mundo estaba
disparatao con la vuelta. Que viene la vuelta, que viene la vuelta. Y yo como
siempre he sido muy generoso, decía, po déjasela al camarero, home, que no vea
el sacrificio de la criatura de estar sirviendo adobos con el calor que hace. Y
que a algunos les hacen llevar chaleco de ventrílocuo y pajarita. Que hay por
ahí cada hostelero hijoputa que es pa meterlo en una tinaja de vinagre y
dejarlo endentro una semana.
Total, que quince días antes de que llegara la vuelta ya estaba
mi vecino Amaro loco perdío y vestío de mayot tol día con la BH parriba y la BH
pabajo. Y diciéndome si no quería yo ir con él a montar en bici. Y yo lo miré
de arriba abajo y le dije, “Tú tas pensó que yo me he escapao de verano azú” y
me eché a correr. Pero no se quedó ahí la cosa. Un cuñao mío al que no le gusta
más que inventar, me dijo que el tema ciclístico era una buena oportunidad para
llenar las arcas y que a ver si se había creío la gente que se iba a hacer
cresa a costa de la vuelta y nosotros de miranda, conque me salió con una idea
que yo, desde el minuto cero le tenía que haber dicho que nones, pero que, como
estoy loco y muchas veces no riego, le dije que sí. Y la idea no era otra cosa
que vestirnos los dos de romano, pa hacernos fotos con los turistas y cobrarles
un pavo por foto. Y aunque yo no sabía qué relación tenían los romanos con las
bicicletas, él decía que había estao en Roma y que allí la gente en la puerta
de la plaza de toros de Roma, que allí le dicen Flavio el golosso, se pone vestía
de malo de Asterix y se sacan un pastizal, conque palante con la idea. Solo que como los trajes los iba a sacar de la
cofradía del corto amparo, a la que él pertenece, y solo quedaba uno de romano,
a mí me trajo uno de penitente verdiblanco, que parecía Lopera. Y yo, la
verdad, claro no lo veía, sobre todo cuando me puse el capirote, porque el
boquete de los ojos, lo tenía a la altura de la garganta. Pero aun así, me dejé
liar por la labia de mi cuñao y me eché a la calle así vestío, que no veas las
viejas como me miraban.
El negocio de las fotos fue un fiasco. Nada más llegar a la
rotonda del varadero, que es donde tienen a Paco De Lucia sentao tocando la
guitarra, tres gentuzos, cogieron a mi cuñao y lo tiraron al agua. Normal, si
es que no se puede confiar en que las normas que rigen en la plaza de toros de
Roma, sean aplicables al resto del universo. Y a mí no me cogieron, porque me
eché a correr por la cuesta el lagarto pegando tortas a diestro y siniestro,
que uno con bigote que había en una esquina, y se llevó un cosqui en la ceja,
dijo, “Ya están aquí los del Ku Kux Klan” Y como entendí, “me comí un cuscús y
un flan”, me volví y le metí otro meco por comer mezclas tan raras. Al final me
acorralaron los municipales y me metieron en un coche patrulla donde me dieron
dos zarandeones y un batido de vainilla. “Relájate hasta que pasen los
ciclistas. Este no es momento para manifestaciones religiosas” me dijo uno de
los gacheles. Y yo, “Si relajao estoy, lo que no quiero es que me tiren al agua”.
Y entonces pasó el alcalde asomao por el techo de un skoda,
que se ve que se había llevao un abrelatas y se había hecho un boquete en el
techo pa poder sacar el cuerpo fuera del coche y que lo viera todo el mundo, y
allí que iba el tío saludando a diestro y siniestro como si fuera Mayra Gómez
Kemp, bajando la escalera del un, dos, tres. Y to los ciclistas detrás
esperando que el menda terminara de saludar pa coger la rotonda.
“Esto no tiene sentido” dije yo mirando por uno de los
boquetes que me lo había subido hasta el ojo izquierdo. “¿el qué?” dijo uno de
los municipales. “Tantos tíos montaos en bicicleta, vestíos de mayot. ¿Pa qué?”
“es una carrera, hombre. El que llegue primero, gana” “Pero cómo van a correr
las criaturitas si está ese tío ahí delante entorpeciendo” y entonces me asomé
a la ventana y grité, “alcalde, echa
caramelos, por lo menos, cojone!!!!” y ahí ya dijo uno de los municipales al
otro, “Anda, tira pal Punta Europa, a ver si conseguimos que le chuten algo a
este y lo dejen dormio pal resto del día.
Y vaya si lo consiguieron, como que cuando me desperté
estaban ya los ciclistas en los lagos de Covadongas.
Es estrozo que hizo el individuo en el techo del coche solo pa asomarse...
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