Tuesday, June 25, 2019

Memorias de un hijo del levante. Capítulo 57 "Hoguera"

El domingo por la noche de San Juan. Bueno, en realidad fue el lunes por la noche, porque San Juan fue el lunes. Aunque siendo estrictos, fue el domingo por la noche, pero a partir de las doce de la noche, que ya era lunes. Aunque el lunes tambien es, pero solo hasta las doce. Es la noche de San Juan pero menos tiempo. Por eso creo yo que se celebró el domingo. Para que diera tiempo a hacer todas las cosas que a la gente le gusta hacer. Que no veas la de cosas que a la gente le gusta hacer.

Yo no había estado nunca en la noche de San Juan. Bueno. Había estado en el mundo, durante la noche de San Juan. Pero no en la celebración en la playa. Que es donde la gente lo celebra. Al menos aquí en Algeciras, porque en Madrid por ejemplo, no hay playa. Tienen retiro, casa campo y ateneo, mil cines, mil teatros, mil museos, pero playa no tienen, no. Que eso me acuerdo yo que lo decía uno con gafas que se movía como si le hubieran colao un cigarro encendio por la espalda con movientos espasmódicos o invertebrados. Pero como en Algeciras sí que hay playas, pues se hace en la playa.Y a la playa fui yo, porque mi amigo Tenorio, que ya llevaba tiempo sin dar la nota, dijo de hacer un muñeco y quemarlo vivo en la playa, para espantar los malos rollos y tener suerte de fortuna el año que viene. Y aunque yo, habiendo fuego por medio, era partidario de consultarlo primero con el doctor Rivera, él hizo omisión de caso y convocó a la pandilla. Es decir, Genaro, que es uno al que le gusta tirarse por las ventanas, pero como era en la playa, no había peligro de llevarlo, Patricia, que cuando se pone nerviosa se arranca el pelo, y suele llevar un gorro calao, tipo Yamiro okey, Rafaelito el kill machine, que no necesita presentación, ni es aconsejable que te lo presenten, Tenorio y yo. Y para hacer las cosas más fáciles, repartimos las tareas, y nos citamos a las diez en la playa el getares. Tenorio y yo, eramos los encargados de llevar las viandas. Comida y bebida, no alcoholizada, para no excitar nuestros instintos de locos, aparte de que todos estamos tomando pastillas. Genaro traería madera pa hacer la base de la hoguera, porque al lao de donde el vive hay una obra y suele haber palletses allí amontonaos, a Patricia no le encargamos nada, porque la más mínima responsabilidad y se deja la cabeza como Cri lin. Lo malo es que a Rafaelito el Kill Machine le dejamos la parte mas complicada. El moñeco. "El moñeco lo traigo yo" gritó en cuanto le hablamos de hacer la quedada. "Que va a ser de Puchemón. Con el flequillo y la bufanda amarilla y to" y nosotros nos miramos como diciendo, "bueno, pues que lo traiga" aunque yo no soy muy partidario de las manifestaciones políticas porque la gente está muy embravecida con esos temas y no es descartable que se plante en la playa el barco de piolín y empiecen a bajarse geos dando palos. Pero como a Rafaelito le tengo mas miedo que a seis barcos de piolín lleno de Geos, no le discutimos y lo dejamos que hiciera lo que le diera la gana.

Conque llega el domingo por la tarde y Tenorio se planta en mi casa con una cesta verde de esas grandes del mercadona, que suelen llevar los repartidores, cargá hasta las trancas.

- Tenorio, ¿Esto se lo has mangao a un repartidor? - pregunté yo, como quien no quiere la cosa.
- ¿Qué dices, hombre? Esto lo he comprado yo, adquiriendolo en el mercadona, lo que pasa es que no tenían bolsas y me han dado una cesta de estas que son buenas pal medio ambiente.
- ¿Y para quá has comprado el insecticida?
- Porque la playa se llena de mosquitos, y de gusanos oruga.
- ¿Y los guisantes?
- Por si alguno se ha hecho vegano.
- ¿Y el café?
- Para que no nos entre sueño.
- Es en grano gordo.
- Así podemos masticarlo, no ves que el agua del mar es salada y no se puede hacer café con ella. 
- ¿Y la harina?
- Para hacer un conjuro que he visto en la tele. Te echas harina en la cara y dices, San Juan, San Juan, que en blanco no me quede más. Y te trae suerte pa tol año.
- ¿Y las  compresas?
- Mira, si tus padres no te han explicao esas cositas, no te las voy a explicar yo.
- Tenorio, ¿Has traido algo que se pueda comer.
- Cojones, ahí hay de to, echale imaginación.

Y como había un paquete de pan bimbo, algo de queso, y tomates, hice unos sandwhiches de queso y tomate. Además de una fuente llena de trozos de pera, melocotón y pìña. Y unas pechugas de pollo a taquitos con la esperanza de poder hacerlas en la hoguera. De beber, zumo de frutas del bosque y dos cartones de leche de soja.

Cuando lo viera Rafaelito el kill machine, no nos salvaba ni San Juan aparecio.

La cosa es que con eso nos fuimos a la playa, donde Patricia y Genaro estaban ya esperando.Genaro, que tenía que traer la madera, estaba alí de pie con un saco de cemento, por la mitad, y cuatro ladrillos ataos a una cuerda.

- ¿Eso qué es, Genaro?
- Un saco de cemento por la mitad y cuatro ladrillos que dan la cara.
- Pero si lo que tenias que traer era madera.
- Si pero es que los palets estaban hoy muy vigilaos, y esto lo tenían mas descuidao. Se ve que como es San Juan...
- Pues esto no arde.
- Hombre, poniendole voluntá...
- La voluntá tampoco arde. Pues a ver cuando aparezca Rafaelito.

Y fue mentarlo, y aparecer el kill machine, con la cara echá abajo. El ojo izquierdo como el de Rocky cuatro, al final de la pelea con el ruso, dos algodones en la nariz, que parecía un boniato de Nerja, y la boca hinchá como la de Melani Grifis. Y arrastrando un maniquí del Zara, vestio de traje y corbata al que le había grapao en la cara, una foto de puchemón.

- ¿qué te ha pasao, chiquillo?
- Que me han querío quitá el moñeco, y no vea la que me han dao.
- ¿Quien te ha querío quitá el moñeco'
- Los dueños. Me han pegao hasta pedrás, los hijoputa. Pero el moñeco me lo he traío.

Y con las mismas lo colocó de pie en la arena y se revoleó en el suelo, si poder casi respirar.

- Qué traje mas bueno - dijo Tenorio examinando en paño- Es una pena quemarlo.

- Tenemos un problema, Rafaelito. - Le dije yo, echandole valor ya que lo veía derrotao en la arena. - No tenemos madera.
- ¿Cómo que no tenemos madera?
- Los dueños del moñeco. - dijo de repente Genaro. - Que se ve que han estado tirando del hilo y me han pegao a mí tambien pa quitarme los palets. Y que traía ocho.
- Hijos de puta. ¿Los ocho te han quitao?
- Digo.
- Bueno. Pues le pedimos el fuego prestao a esa gente de ahí al lao.
- ¿Cómo se pide el fuego prestao, chiquillo?
- Cuando terminen ellos, echamos nosotros el moñeco nuestro y ya está A ellos que más les da.

Se ve que Rafaelito estaba tocao porque hablaba entecortao y ya no abría ni los ojos. Pero como otra opción no había, me acerqué a la hoguera que tenían unos mendas allí, a pedirles el favor, y me los escucho soltando unos conjuros y unas poesías, que apunto estuve de tiarlos a ellos al fuego.

- Buenas noches. - me dijo uno así con el pelo de yo clauido y vestío todo de blanco. - Estamos haciendo unos conjuros para la buena fortuna, amigo. Puede participar si quiere.
 - No, yo miro.
- Como quiera.

Y allí siguieron ellos, todos vestidos del madrí, dando vueltas trincaos de la mano y diciendo, San Juan, San Juan, los dineros donde están, y cosas así. Y cuando me vuelvo, me encuentro al moñeco en pelotas, y a Tenorio con el traje puesto. - Quillo, ¿Qué haces robandole a un pobre moñeco? - y Tenorio me mira como si le acabara de decir "mira un unicornio fumando en pipa". - ¿Perdona? Yo he venido vestido así. - Y yo, - cooooooomoooooor. - Y él - comiendo.- Y Rafaelito que cada vez resoplaba más.

 - ¿Qué ha dicho esa gente? ¿Nos dejan tirar el moñeco a su hoguera o no?
- Esa gente es mu rara, Rafaelito. Están haciendo conjuros y brujerías.
- ¿Brujerías? ¿En España? ¿En la tierra de Torquemada?

Y se levantó de un salto y dijo - Pues yo paso de esperar a que me den permiso los jipis zugarramurdis esos. Tiro el moñeco y al que diga algo, lo tiro tambien al fuego.- Y con las mismas se fue pa Tenorio, que llevaba el traje del moñeco, pero que se había quedao paralizao del miedo, lo trincó, se lo echó al hombro y lo revoleó a la hoguera.

Ni qué decir tiene que los alaríos de Tenorio llegaron a Chiclana. No duró en la hoguera ni medio segundo. Pegó un salto tipo la pulga de Tijuana, y empezó a correr dirección al agua, donde se tiró de cabeza.

- Ostia, que los jipis le han dao vida al moñeco con las brujerías. - dijo Rafaelito. - Y a partir de ahí todo fueron cabezazos, bocaos, tirones de pelo, (casi todos de Patricia), y muchos gritos. Curiosamente Genaro, al no tener una ventana de la que tirarse, se quedó tranquilo sentao en la arena, comiéndose los sandwiches de tomate y queso. Una cosa mala.

Al día siguiente estábamos todos ingresaos en la clínica del doctor Rivera, y sedaos hasta los ojos.

Todos menos Tenorio, que de momento, no lo hemos vuelto a ver.

San Juan, San Juan, los moñecos, donde están.

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