A mí, black mirror me llegó cuando ya estaban rodadas las dos primeras temporadas. Las dos puramente británicas, por cierto. Había oído hablar bien de ella, pero no con el entusiasmo suficiente como para llegar a interesarme. Hasta que llegó a mis manos, casi por casualidad, dándome una de esas alegrías que solo puede darte una obra de calidad de la que no esperabas absolutamente nada, ya que quitando la floja "The Waldo moment", la serie regalaba cinco magníficos episodios. Así que para cuando la serie pasó a ser producida en USA yo ya era un fan entregado, y la obra maestra que supuso el especial de navidad con el que abría la etapa americana, no hacía mas que presagiar que estábamos ante una serie capaz de marcar época. Pero no ha sido así.
El problema de Black Mirror, es que tanto en la tercera como en la cuarta temporada, alternaba buenos episodios, alguno, de hecho, magnífico, con otros muy, muy de relleno. Por no decir malos. O cuanto menos, olvidables. Algo que quizás podía achacarse al hecho de que en su versión USA las temporadas multiplicaban por dos el número de episodios. ¿Es 6 un número tan elevado como para no ser capaces de hacer los 6 buenos, con todo un año por delante...? Quizás sí... El caso es que esta quinta temporada, que acaba de estrenar netflix, tras un especial interactivo, de bastante calidad, que llegó hace unos meses, viene con solo 3 episodios, como ocurría en la versión británica. ¿Ha resuelto eso el problema?
Pues no.
Ninguno de los tres episodios de esta temporada de Black Mirror son malos. Pero tampoco son buenos. El primero plantea una situación que más allá de resultar curiosa, no inquieta lo más mínimo, ni despierta más interés que el de quedarse a ver la, facilona resolución del dilema. Bien interpretada, por rostros habituales del cine de superhéroes por cierto, y bien dirigida. Aunque yo le habría recortado 10/15 minutos tranquilamente. Pero muy, muy olvidable. Igual que la segunda, con una situación mil veces vista, que no aporta absolutamente nada nuevo, y hasta, si me apuras, parece inocente, por no decir ridícula, en su reivindicación. Otra cosa es el tercero.
El tercer episodio de la quinta temporada de Black Mirror, llamado "Rachel, Jack y Ashley Too" es el que más rabia me ha dado de todos. Porque es el único que habia conseguido recordarme a los episodios nuevos, por su interesantísimo planteamiento, y su capacidad de sorprender. Nada diré del argumento, pues, para no estropear lo bueno que sí que tiene el episodio. Pero falla en lo mas importante. El tono. Este episodio, parece a ratos una peli de ciencia ficción de los 80, con familia destructurada que se muda a una ciudad nueva y niña que no se adapta ni hace amigos, y el consiguiente elemento fantástico, (Ashley too), inquietante como ella sola, que parece prometer muchas sorpresa, y que las da... Lo que está muy bien. Si ese hubiera sido el tono, todo el tiempo. El problema es que a ratos, intenta ponerse muy seria, y al momento, tira de comedia alocada, con situaciones completamente inverosímiles, (la visita a la casa de Ashley) , no consiguiendo un equilibrio con el que el espectador se pueda llegar a sentir cómodo, haciendo que no de escalofríos, lo que debería dar escalofríos, ni se pueda uno reír agusto con alguna que otra payasada, que en medio de una pesadilla mal llevada, parece fuera de lugar. Una pena, porque la historia era realmente buena. Y el trío de actrices protagonistas, incluyendo (sobre todo) a Miley Cyrus, estan perfectas.
Un fiasco esta quinta temporada. Que hace que mi interés por la serie vuelva al punto de partida aquel en el que me hablaban bien de ella, pero sin mucho entusiasmo.
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